Visitas:

viernes, 19 de octubre de 2012

Un tiempo de desorden.








El tiempo de ser mujer descansa y, por fin, me vuelvo fruta...
es ahí dónde me siento nueva, con esta piel que madura noche a noche. 

Poco a poco, confieso, me voy lamiendo a mi misma
abierta, fresca...
y en una lamida contundente, 
todo se vuelve oscuro,
desaparezco.

Ahora, en medio de esta silenciosa nada, entiendo que si sé de mi:
para ser higo dulce, nunca me hicieron falta ojos.