(De tinta hasta los pies). Animal cansado de dientes rotos, muérdele el cráneo a la luna. Apáganos la luz. Esta ancianidad tartamuda, que muere de pena, con las manos sobre el vaho del farol blanco se ve perpetua. He de entrar en esta casa redonda que, en calma (calma antigua) se reposa, pero se esparcen hilos de tiempos tranquilos sólo por fuera del hogar. Y aquí dentro, de la ventana me sostengo, apretando los los ojos... hasta romperme. Animal cansado... cánsate, por favor. Cánsate, y hazle caso a la tierra. Ve profundo y ya no vuelvas.