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martes, 9 de diciembre de 2014

Medianoche


Un cielo de fuegos se tragó su inocencia.
Luego eructó...
y pidió perdón.


El zorro y yo.



(De tinta hasta los pies).


Animal cansado de dientes rotos,
muérdele el cráneo a la luna.
Apáganos la luz.

Esta ancianidad tartamuda, que muere de pena,
con las manos sobre el vaho del farol blanco 
se ve perpetua.

He de entrar en esta casa redonda que, 
en calma (calma antigua) se reposa,
pero se esparcen hilos de tiempos tranquilos
sólo por fuera del hogar.

Y aquí dentro, de la ventana me sostengo, 
apretando los los ojos...
hasta romperme.

Animal cansado... cánsate, por favor.
Cánsate, y hazle caso a la tierra.

Ve profundo y ya no vuelvas.